NO ES TIEMPO DE PEROS
Autor: David Jiménez «El Tito»
Editorial: Ediciones VERSATIL
Formato: Tapa blanda
Páginas: 416
Precio: 19,90 €
Sinopsis editorial y autor
Allá por mayo de 2016 un hombre y una mujer hacían un intercambio, en apariencia sospechoso, en el maletero de un coche. Él era policía y un escritor desconocido, ella lectora y bloguera novata. Así conocí a Marcial Lisón con "Muertes de sobremesa". Pasó el tiempo y en 2017 el escritor desconocido dejó de serlo y la bloguera ya no tan novata se lanzó con ansia a la lectura de la segunda novela protagonizada por Marcial Lisón, "Inspector Solo". Hoy os traigo mi opinión sobre "No es tiempo de peros" de David Jiménez «El Tito» la tercera aventura de Marcial Lisón, el escritor ya no necesita presentación y la bloguera sigue leyendo por placer y con pasión, como siempre lo ha hecho.
OPINIÓN PERSONAL
Ha pasado un año desde que concluyó la investigación que terminó con un policía muerto y un asesino fugado. Zoe Ochoa y Marcial Lisón quieren encontrar a El Cazador, sus motivaciones son muy diferentes pero saben que necesitan trabajar juntos, compartir información, esa será la única manera de alcanzar la meta que les permita acallar sus conciencias, sentirse algo mejor y hacer justicia, una justicia que parece que no interesa a todo el mundo.
Marcial ya no es policía y Zoe tampoco es la misma, tendrán que confiar el uno en el otro y a la vez no fiarse de nadie más, un descenso compartido a los infiernos del que tal vez ninguno de los dos salga bien parado.
De nuevo el autor demuestra que es un gran narrador, utilizando un lenguaje pulido y muy cuidado también demuestra una habilidad especial para cambiar de registro cuando la situación o el personaje lo requieren. Abundan los diálogos pero también la profundidad en las reflexiones personales de los personajes, tanto Zoe como Marcial tienen mucho en lo que pensar y sus almas atormentadas por diferentes motivos se transmiten al lector con nitidez logrando una implicación extra en la lectura.
La novela tiene un ritmo constante, ágil en todo el desarrollo de la historia que acelera vertiginosamente en el último tramo. Una trama intrincada con muchos hilos de los que tirar que en su progreso me llevó a pensar que el autor se había metido en un atolladero de difícil solución o al menos que consiguiera darme a mí una que me pareciera satisfactoria, sin embargo lo logra y de manera coherente, las piezas encajan a la perfección. Quiero destacar el final, es magnífico, impredecible y a mí me dejó aplaudiendo al cerrar la novela.
Una vez más la novela está ambientada en la ciudad de Cartagena y junto con Marcial recorreremos sus calles, sus lugares emblemáticos y locales que presumo reales, creo que el autor transmite lo que ama Cartagena, su ciudad natal, aunque ello no impide que Marcial, en sus paseos nocturnos insomnes en coche recorriéndola, también haga crítica urbanística, política y social.
Corrupción, prostitución, drogas, alcohol, policías, soplones y muertos pueblan estas páginas de novela negra en las que la culpa, la rabia y la venganza mueven a los protagonistas unas veces tomando decisiones impulsivas y en otras meditadas aunque no siempre saldrá todo como ellos desean. Nos encontraremos con personajes conocidos de las anteriores novelas y por supuesto con sus dos protagonistas principales, Marcial y Zoe.
Zoe ha tenido una evolución impresionante como personaje, es un logro del autor haber conseguido que la veamos cambiar poco a poco y de manera consecuente tanto en relación a su aprendizaje en su profesión como a los sucesos personales que la afectan. Ella ahora ya no es la joven policía tímida y apocada del principio, ni siquiera es la policía resolutiva en la que se convirtió después. Zoe es un producto a imagen y semejanza del que fue su mentor en la policía, de su amigo a la postre Marcial Lisón, tiene un objetivo claro y ya no duda en saltarse las normas, en usar la violencia o en mentir si lo cree necesario. Un personaje magnífico, trabajado psicológicamente con mimo y paciencia que sorprende en cada novela.
Marcial Lisón que ya dejó de ser Lisón, de relacionarse con su familia, se siente solo en el mundo. Ha cogido una excedencia, no sabe si volverá a ser policía algún día, mientras tanto, comparte sus cuitas con Sola, su galga, sus paseos compartidos por el descampado son parte fundamental de la novela, en ellos Marcial piensa, se da cuenta de cosas importantes, son un desahogo personal para él, imprescindibles en su día a día, pero también ese poner en frío sus reflexiones le ayuda a ver ciertas cosas referentes a la investigación desde otro prisma y en ocasiones a darse cuenta de algo importante que había pasado por alto. No me gustan muchas las cosas que hace Marcial, es más, algunas me parecen detestables pero sin embargo no deja de fascinarme, de implicarme en sus preocupaciones, de hacerme sentir que es un hombre real, complejo, errático, impredecible, siempre sorprende, siempre logra que lo adore con una mezcla de desprecio y pasión que me deja sumida en la estupefacción más absoluta.
Me ha gustado muchísimo como Zoe y Marcial se comportan el uno con el otro en esta novela. Saben que tienen que trabajar juntos pero no llegan a fiarse por completo el uno del otro, no se lo cuentan todo pero el lector sí está al tanto del panorama completo y eso aporta tensión a la lectura. Zoe sabe que Marcial le ocultará cosas, lo conoce muy bien y Marcial se da cuenta de la transformación de Zoe y ello le lleva a pensar que ella tampoco es transparente con él. Un juego entre dos que en realidad es de tres con la persona que lee la novela sabiéndolo todo.
CONCLUSIÓN
"No es tiempo de peros" de David Jiménez «El Tito» es el broche de oro a la trilogía protagonizada por el inspector de policía Marcial Lisón, una novela negra de primera categoría, bien narrada, desarrollada a la perfección y con un final magnífico. Os lo recomiendo sin dudar.
OPINIÓN PERSONAL
Ha pasado un año desde que concluyó la investigación que terminó con un policía muerto y un asesino fugado. Zoe Ochoa y Marcial Lisón quieren encontrar a El Cazador, sus motivaciones son muy diferentes pero saben que necesitan trabajar juntos, compartir información, esa será la única manera de alcanzar la meta que les permita acallar sus conciencias, sentirse algo mejor y hacer justicia, una justicia que parece que no interesa a todo el mundo.
Marcial ya no es policía y Zoe tampoco es la misma, tendrán que confiar el uno en el otro y a la vez no fiarse de nadie más, un descenso compartido a los infiernos del que tal vez ninguno de los dos salga bien parado.
De nuevo el autor demuestra que es un gran narrador, utilizando un lenguaje pulido y muy cuidado también demuestra una habilidad especial para cambiar de registro cuando la situación o el personaje lo requieren. Abundan los diálogos pero también la profundidad en las reflexiones personales de los personajes, tanto Zoe como Marcial tienen mucho en lo que pensar y sus almas atormentadas por diferentes motivos se transmiten al lector con nitidez logrando una implicación extra en la lectura.
La novela tiene un ritmo constante, ágil en todo el desarrollo de la historia que acelera vertiginosamente en el último tramo. Una trama intrincada con muchos hilos de los que tirar que en su progreso me llevó a pensar que el autor se había metido en un atolladero de difícil solución o al menos que consiguiera darme a mí una que me pareciera satisfactoria, sin embargo lo logra y de manera coherente, las piezas encajan a la perfección. Quiero destacar el final, es magnífico, impredecible y a mí me dejó aplaudiendo al cerrar la novela.
Una vez más la novela está ambientada en la ciudad de Cartagena y junto con Marcial recorreremos sus calles, sus lugares emblemáticos y locales que presumo reales, creo que el autor transmite lo que ama Cartagena, su ciudad natal, aunque ello no impide que Marcial, en sus paseos nocturnos insomnes en coche recorriéndola, también haga crítica urbanística, política y social.
Corrupción, prostitución, drogas, alcohol, policías, soplones y muertos pueblan estas páginas de novela negra en las que la culpa, la rabia y la venganza mueven a los protagonistas unas veces tomando decisiones impulsivas y en otras meditadas aunque no siempre saldrá todo como ellos desean. Nos encontraremos con personajes conocidos de las anteriores novelas y por supuesto con sus dos protagonistas principales, Marcial y Zoe.
Zoe ha tenido una evolución impresionante como personaje, es un logro del autor haber conseguido que la veamos cambiar poco a poco y de manera consecuente tanto en relación a su aprendizaje en su profesión como a los sucesos personales que la afectan. Ella ahora ya no es la joven policía tímida y apocada del principio, ni siquiera es la policía resolutiva en la que se convirtió después. Zoe es un producto a imagen y semejanza del que fue su mentor en la policía, de su amigo a la postre Marcial Lisón, tiene un objetivo claro y ya no duda en saltarse las normas, en usar la violencia o en mentir si lo cree necesario. Un personaje magnífico, trabajado psicológicamente con mimo y paciencia que sorprende en cada novela.
Marcial Lisón que ya dejó de ser Lisón, de relacionarse con su familia, se siente solo en el mundo. Ha cogido una excedencia, no sabe si volverá a ser policía algún día, mientras tanto, comparte sus cuitas con Sola, su galga, sus paseos compartidos por el descampado son parte fundamental de la novela, en ellos Marcial piensa, se da cuenta de cosas importantes, son un desahogo personal para él, imprescindibles en su día a día, pero también ese poner en frío sus reflexiones le ayuda a ver ciertas cosas referentes a la investigación desde otro prisma y en ocasiones a darse cuenta de algo importante que había pasado por alto. No me gustan muchas las cosas que hace Marcial, es más, algunas me parecen detestables pero sin embargo no deja de fascinarme, de implicarme en sus preocupaciones, de hacerme sentir que es un hombre real, complejo, errático, impredecible, siempre sorprende, siempre logra que lo adore con una mezcla de desprecio y pasión que me deja sumida en la estupefacción más absoluta.
Me ha gustado muchísimo como Zoe y Marcial se comportan el uno con el otro en esta novela. Saben que tienen que trabajar juntos pero no llegan a fiarse por completo el uno del otro, no se lo cuentan todo pero el lector sí está al tanto del panorama completo y eso aporta tensión a la lectura. Zoe sabe que Marcial le ocultará cosas, lo conoce muy bien y Marcial se da cuenta de la transformación de Zoe y ello le lleva a pensar que ella tampoco es transparente con él. Un juego entre dos que en realidad es de tres con la persona que lee la novela sabiéndolo todo.
CONCLUSIÓN
"No es tiempo de peros" de David Jiménez «El Tito» es el broche de oro a la trilogía protagonizada por el inspector de policía Marcial Lisón, una novela negra de primera categoría, bien narrada, desarrollada a la perfección y con un final magnífico. Os lo recomiendo sin dudar.
* Como consejo os recomiendo que leáis la trilogía al completo y en orden pero si eso os desanima sí creo que es conveniente leer "Inspector solo" antes de "No es tiempo de peros", están íntimamente relacionadas y mi valoración máxima es consecuencia de la calidad de la novela pero también de saberlo todo, de reconocer cada nombre y de que no me falte ninguna información.